Ante una coyuntura de cambios e inestabilidad recurrente, el líder requiere nociones imprescindibles para una adecuada gestión de sí mismo y del entorno. Es valioso entender que antes que líder, es un ser humano, que sufre y padece diferentes ciclos de desestabilización en sus roles personales, y unas tantas veces se exige desproporcionadamente cuando aún no ha recuperado su estabilidad o equilibrio personal.
Tres aspectos necesarios de cara a la consolidación personal ante la crisis:
- Adecuación emocional, reconocer sus desafíos frente a la inteligencia emocional necesaria en estos tiempos.
- Arbitraje positivo personal, resolver temas de prejuicios propios de manera constructiva, fomentando la autoconfianza y el aprendizaje de experiencias no deseadas o inesperadas.
- Optimismo radical, alimentar un modelo de pensamiento que adopte respuestas efectivas ante los obstáculos existentes.
Cuando recupera ese equilibrio de forma consciente, se encuentra en mejor disposición a lograr resultados exitosos en el manejo de su entorno relacional. Al comprender las propias dificultades a superar, podrá demostrar una habilidad clave como lo es la empatía, apoyando de manera genuina el manejo de crisis con las que conforma equipo.
Practicarlo refiere a detectar aquellos momentos en que algo no sale bien en cada persona y en el equipo. Se dedica a indagar más y asumir menos, inhibe por completo las presunciones y crea un sentido compartido de comprensión sobre las cosas.
¿Es suficiente ser empático para estimular a quienes lideramos? Es una puerta enorme para alinear inquietudes, lograr sensibilización, influenciar desde cada realidad personal, y generar una sintonía que conecta con altos niveles de compromiso, sin embargo no es suficiente.
El líder consciente suma otros atributos:
● Desarrollo de conversaciones poderosas para provocar que las cosas pasen.
● Impulsa a través de los talentos instalados en cada persona del equipo.
● Integra perspectivas disímiles para crear proyectos más poderosos e inclusivos.
● Retroalimenta de forma recurrente afianzando la resiliencia y el disfrute por el aprendizaje.
Conecta con propósitos y visiones incluyentes, donde cada uno se ve reflejado, generando un sentido de compromiso y gratitud. Muestra conductas asociadas al individuo creando realidades en la organización donde opera. Las organizaciones en su cultura deben aportar un sistema de convivencia que impulse dicho propósito y lo sustenten a pesar de la adversidad.
Nunca antes fue tan importante sentirse parte de algo, y cada líder debe sentirlo y hacerlo sentir. Tu liderazgo consciente hará la diferencia en cada persona, en la organización y en la sociedad, ¡te invitamos a asumir este rol protagónico y necesario para el mundo que necesitamos tener!