Cuando se decide arribar a un proceso de emprendimiento son diferentes los tópicos que deben abordarse; llevar el sueño a la realidad comprobada, lograr clientes y/o ser rentable en el futuro inmediato. Estas son algunas de las preocupaciones de todo emprendedor; pero aún más complejo, es transitar las etapas de concepto y diseño de producto/servicio con claridad en las ideas y poder así avanzar en ellas a buen ritmo.
¿Hoy emprendes por cuál motivo?
Son muchísimas las versiones acerca de lo que trata el objetivo de un negocio. Para algunos la meta es generar dinero, otros tienen por fin la generación de valor, algunos son impulsados por ser innovadores.
Entre el 2018 y 2020 he podido asesorar a más de 30 emprendedores; al comienzo de nuestra interacción les pregunto: ¿Cuál es el propósito de tu negocio? y ellos me indican: “necesito dinero extra”, “algo para estar ocupado”, “me despidieron y no logro emplearme”, “creo que soy bueno en esto”, “una alternativa para mi familia”, “quiero hacer algo importante”. Pero realmente lo que señalan estas respuestas es SU MOTIVACIÓN, no el PROPÓSITO DEL NEGOCIO.
Por eso en este artículo creo necesario aclarar ¿qué es esto del propósito del negocio?
Bueno, el propósito del negocio debe reflejarse en el impacto sobre el cliente y que eso te muestre la certeza de que tu emprendimiento y su discurso serán realmente poderosos por la capacidad de resolver los problemas que nadie mejor que tu negocio puede hacer a través de su oferta comercial.
¿Y qué compran los clientes? Lo que el cliente está dispuesto a pagar es la propuesta de valor, aquel beneficio que obtiene, lo atrae y genera fidelidad en él, un vínculo que hay que saber gestionar.
Dicho de manera muy humana; que tu cliente perciba que al pagar recibirá algunos de estos beneficios:
- Alivio de problemas
- Supresión de frustraciones
- Disminución de riesgos
- Ampliación de alegrías
- Sensación de seguridad
- Conquista de obstáculos
- Generación de un bien mayor
El propósito de tu negocio debe generar significado y ser relevante, y no basta con que tu lo creas posible, para garantizar óptimos resultados en tu PROPUESTA DE VALOR debes sumergirte en una análisis muy poderoso que revelará lo que tu prospecto de cliente está necesitando.
Sean tus productos tangibles, intangibles, digitales, financieros, a empresas (B2B) o a usuarios (B2C), todos los emprendimientos merecen diseño por investigación y comprobación.
Algunas de las herramientas disponibles para estos análisis son el modelo canvas, el mapa de empatía del cliente, focus groups, testing, encuestas y laboratorios de experiencia.
Te mencionaré algunos ejemplos:
Chef: Aumentar la diversidad gastronómica para personas celíacas.
Costurera: Asegurar diseños eco friendly para adolescentes veganos.
Cosmética: Promover la educación sobre el cuidado personal y la belleza integral.
Jardinero: Armonía para el hogar y oficina que invite a la tranquilidad.
En tu propuesta de valor el cliente es el centro, el juzgará, aprobará o te dará las ideas para mejorar, el fin último en el diseño de este concepto es lograr el encaje, es decir, verificar que te estás ocupando de las necesidades más importantes de tus clientes.
Ahora bien, con estas ideas descritas anteriormente, ¿tienes definido el propósito de tu negocio, ideado o en marcha, para que encaje con tus clientes?
Espero poder aportar para ti y tu proyecto con un poco de reflexión ante esta dura tarea que es emprender, y con ello te animes a empoderarte para hacer brillante y certero tu camino.
Contacto: Danelli Jiménez
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Consultor en Desarrollo Organizacional y facilitador de aprendizaje. Llevo adelante por misión crear y fomentar conciencia en la sociedad, donde todos jugamos un rol protagónico, bien sea como empresarios, emprendedores, profesionales y personas comprometidas con el desarrollo sustentable. Autora del libro: Sentido al Liderazgo.